miércoles, 10 de noviembre de 2010

sinopsis EL LECTOR


La historia está contada por el personaje principal, Michael Berg, y dividida en tres partes. El libro esta situado en Alemania, el tiempo varía en cada una de las tres partes, sin embargo transcurren todas en el pasado.
Primera parte: Es el año 1958; Michael, un joven de quince años, se enferma camino a su casa cuando Hanna Schmitz, veintiún años mayor que el, lo ve le ofrece ayuda, lo limpia y se asegura que llegue a su casa sano y salvo. Michael pasa los siguientes tres meses ausente del colegio luchando contra la hepatitis.
Michael va a visitar a Hanna para agradecerle por su ayuda, allí se da cuenta que se siente atraído hacia ella. Avergonzado, luego de haber sido descubierto espiándola mientras se vestía, escapa corriendo; sin embargo vuelve unos días más tarde. Hanna le pide a Michael que le ayude a subir carbón a su departamento, lo que lo deja cubierto en polvo. Ella lo observa bañarse y lo seduce. Michael, entusiasmado, la visitará regularmente, comenzando así una relación primordialmente sexual. Desarrollan como ritual bañarse y después hacer el amor, antes de lo cual ella pide que le lea en voz alta, normalmente piezas de literatura clásica, entre las que se encuentran “La Odisea” y “The Lady with the Dog”. A pesar de sus encuentros que cada vez se hacen más frecuentes, permanecen emocionalmente distantes, lo que contrasta con su cercanía física. De tanto en tanto Hanna abusará verbal y físicamente de Michael.
Meses más tarde Hanna desaparece sin dejar rastro alguno. La distancia entre ambos fue creciendo a medida que Michael pasaba más tiempo con sus amigos del colegio y menos con ella, por lo que se siente culpable y cree que fue algo que él hizo lo que causó la partida de Hanna. Su recuerdo arruinará toda futura relación entre Michael y cualquier otra mujer.
Segunda parte: Siete años más tarde, se lo ve a Michael, que es estudiante de leyes, siendo parte de un grupo de estudiantes que reciben la tarea de observar juicios contra criminales de guerra. Un grupo de mujeres que habían servido como guardias para la SS, estaban siendo juzgadas por permitir que trecientas mujeres judías murieran en el incendio de una iglesia que había sido bombardeada durante la evacuación del campo de concentración que estaba a su cargo, alegando haberlo hecho para su supuesta protección. El incidente había sido plasmado en un libro escrito por una de las sobrevivientes que, al terminar la guerra, había emigrado a Estados Unidos y que ahora era la testigo principal del juicio. Para sorpresa de Michael Hanna es una de las juzgadas, lo que lo lleva a una montaña rusa de emociones que se encuentran y desencuentran, se siente mal por haber amado a una criminal implacable y a su vez está consternado por la voluntad que tiene Hanna de aceptar toda la responsabilidad, por haber supervisado a otros guardias aunque haya evidencia que pruebe lo contrario.
Durante el juicio Michael se da cuenta que Hanna es analfabeta, lo que demuestra que ella no puede ser culpable de todos los crímenes que se le imputan; también sale a la luz que Hanna tomaba prisioneras débiles o enfermas y les pedía que le leyeran en voz alta antes de enviarlas a morir a la cámara de gas. Michael se preguntará si Hanna lo hacía para darles a las prisioneras unos últimos días meramente tolerables o si las mandaba a morir para que no revelaran su secreto. Como en el juicio Hanna, por vergüenza, se reusa a confesar su analfabetismo firma documentos fingiendo haberlos leído provocando así su propia condena de cadena perpetua. Michael, por su parte, decide callar su secreto aunque sus emociones lo vuelvan loco.
Tercera parte: Michael, intentando apaciguar de alguna forma sus emociones, comienza a grabarse leyendo libros para luego enviárselos a Hanna. Los años pasaron, Michael tiene una hija resultado de un matrimonio fallido; por su parte Hanna se auto enseña a escribir pidiendo a la biblioteca los libros que Michael le había grabado y siguiendo con ellos la lectura. Michael recibe cartas de Hanna, pero se reusa a responderle con algo más que las cintas, no puede hacerse a la idea de escribirle. Luego de dieciocho años Hanna es puesta en libertad, él accede, no sin antes vacilar al respecto, a encontrarle trabajo y casa. La va a visitar a la prisión. El día antes de su liberación en 1984, Hanna se suicida lo que deja a Michael devastado. Éste se entera que Hanna había estado leyendo diversos libros escritos por sobrevivientes del holocausto y muchos sobre campos de concentración, y que le había dejado un pedido; que le diera todos sus ahorros a la sobreviviente del incendio de la iglesia. Cuando Michael va a buscarla a Nueva York, le cuenta su historia. Ella, distante, accede a aceptar el dinero y a donarlo una organización judía de lucha contra el analfabetismo, a nombre de Hanna, ya que aceptarlo sería equivalente a darle absolución, cosa que no se cree capaz de hacer. Al volver a Alemania Michael visita la tumba de Hanna por primera y única vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario